!!! BIENVENIDOS !!!



Este blog está dirigido a todas aquellas personas que estuvieron, están o quisieran estar enamoradas. Quiero darte la más cordial bienvenida con este interesante y conocido articulo sobre:

Las fases del amor:

Si bien es cierto, el amor no siempre tiene la misma temperatura, ni el mismo calor o la misma pasión. No existe una línea recta en el estado de una relación, siempre pasa por diferentes fases.

En la primera fase se da un amor ideal en todos los sentidos, no existen fallos y defectos en el otro, y en el caso de existir se minimizan y compensan con las virtudes. Todo es maravilloso y cada momento común está lleno de felicidad. En los momentos de ausencia, hay añoranzas y pensamientos hacia el otro.Esta idealización se basa sobre todo en que los contactos no suelen desarrollarse durante todo el día, y se limitan a ciertas horas cada periodo. En los momentos de lejanía los pensamientos se dedican a idealizar aún más, con poco lugar a la realidad. De ahí el dicho de que el amo es ciego, y aunque los amigos y familiares adviertan de inconvenientes, es complicado escucharles. Asimismo, no hay que tomar grandes decisiones por lo que los conflictos se minimizan.

Con el tiempo la relación se complica, se entra en una segunda fase de más cercamiento. Ahora sí que es necesario decidir sobre asuntos de presente y futuro.Paralelamente se ha alcanzado un grado de conocimiento del otro mayor: se conocen las virtudes, los defectos, las reacciones, las formas de comportarse, los detalles, los comportamientos en casos extremos. La idealización pues ha acabado y la relación es más realista.Se impone una balanza entre lo bueno y lo malo de la relación, surgen las lógicas dudas y se reflexiona sobre el futuro de la relación. Si la rutina se ha apoderado prematuramente de la pareja se entra en aburrimientos y cansancios.Es el momento de evaluar el estado de la relación: si ha sido algo pasajero e inestable, el final estará cerca. Si hay problemas, es el momento de solucionarlos o acabar.

En la tercera fase, la de la madurez, se supone que en vida en común y un compromiso de pareja estable y sin caducidad. Existen problemas que hay que solventar, y estos, si no se solucionan a tiempo pueden convertirse en grandes losas.Se aprende a vivir con aquellos defectos que más molestan, aunque desagraden. La pasión hace tiempo que no es lo mismo, y la comunicación sexual ha pasado a un cariño costumbrista y tolerante.El conocimiento mutuo y la anticipación de reacciones es casi completo, sin lugar a demasiadas sorpresas. Existirán enfados sí, pero más bien causados por elementos externos, por el cansancio de la rutina que por novedades de personalidad o comportamiento.

La pareja, ya con años de bagaje llega a la última fase, en el que los dos se han convertido en compañeros de vida, y el cariño prevalece sobre cualquier sentimiento. Es amor en efecto, pero de forma diferente, la pasión se ha reducido al mínimo, y la compañía se hace la reina de la relación. Es la fase a la que a todas las parejas les gustaría llegar, como las de nuestros abuelos. Tras decenas de años de confianza no hay sorpresas, pero sí resquemores por oportunidades idílicas perdidas de otros amores. Los años han pasado y ese sentimiento de ocasiones no aprovechadas se suele descargar en el otro. La edad es lo que tiene, que hace volver atrás y replantearse las cosas-En todas las fases es primordial la comunicación, segundo a segundo, dejar espacio de libertad, más importante cuanto más se aleja la relación de los primeros instantes, y sobre todo es necesaria la voluntad de solventar cada problema sin venirse abajo y sin tirar la toalla de la relación ante el mínimo obstáculo.




El Amor




PERSPECTIVA MATERIALISTA:



Bajo un punto de vista meramente materialista, el amor es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes involuntarios y desinteresados que se manifiestan en seres capaces de desarrollar inteligencia emocional o emocionalidad. Cabe resaltar el uso actual de la palabra amor para designar tanto el sentimiento como el propio acto sexual, mediante la expresión "hacer el amor". Hasta mediados del siglo XX, esa expresión estaba reservada para el galanteo.
Actualmente hay otra corriente de pensamiento sobre lo que es el amor. Según algunos estudios realizados por neurólogos y científicos americanos «el amor no se registra como un sentimiento tal y como lo hace el odio o la alegría, sino como una necesidad, es decir, se presenta de manera muy similar en el cerebro a como lo hace el hambre»;
volviendo entonces a la definición antigua de que el amor es una necesidad humana.

PERSPECTIVA HISTORICA:


Si bien el amor está fundado en capacidades y necesidades biológicas así como el placer sexual y el instinto de reproducción, tiene también una historia cultural. A veces se atribuye su invención a alguna tradición particular (a los sufis, a los trovadores, al cristianismo, al movimiento romántico, etcétera), pero los vestigios arqueológicos de todas las civilizaciones confirman la existencia de afecto hacia los familiares, la pareja, los niños, los coterráneos, entre otros, por lo cual las interpretaciones que postulan que el amor en general es una construcción cultural específica no parecen fundadas.
Desde el punto de vista cultural, el amor sexual se ha manifestado históricamente hacia las personas del sexo opuesto como hacia aquellas del mismo sexo. Para los griegos y durante el
Renacimiento, los ideales de belleza eran encarnados en particular por la mujer y por los adolescentes de sexo masculino. En algunos idiomas, la palabra "amor" no existe.


Reseña mitológica sobre el amor: el mito del andrógino


En la mitología griega, eran tres los sexos: lo masculino era en un principio descendiente del sol; lo femenino, de la tierra; y lo que participaba de ambos, de la luna. Y precisamente, como la luna, eran circulares ellos mismos y su manera de avanzar. Eran, pues, terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia, hasta el punto de que atentaron contra los dioses. Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron y se encontraban ante un dilema, ya que ni podían matarlos ni hacer desaparecer su raza, fulminándolos con el rayo como a los gigantes - porque entonces desaparecerían los honores y sacrificios que los hombres les tributaban -, ni permitir que siguieran siendo altaneros.
Tras mucho pensarlo, al fin
Zeus tuvo una idea y dijo: "Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo, en efecto -continuó- voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número. Así pues, una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos a su mitad, y se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola por naturaleza. Desde hace tanto tiempo, pues, el amor de unos a otros es innato en los hombres y aglutinador de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos. Así pues, cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, sienten un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos a separarse."
De
El Banquete de Platón.

PERSPECTIVA BIOLOGICA:


El concepto de amor no es una noción técnica en biología sino un concepto del lenguaje ordinario que es polisémico (tiene muchos significados), por lo cual resulta difícil explicarlo en términos biológicos. Sin embargo, desde el punto de vista de la biología, lo que a veces se llama amor parece ser un medio para la supervivencia de los individuos y de la especie. Si la supervivencia es el fin biológico más importante, es lógico que la especie humana le confiera al amor un sentido muy elevado y trascendente (lo cual contribuye a la supervivencia).
Sin embargo, en la mayoría de las especies animales parecen existir expresiones de lo que se llama "amor" que no están directamente relacionadas con la supervivencia. Las relaciones físicas con individuos del mismo sexo (equivalentes a la
homosexualidad en el ser humano) y las relaciones sexuales por placer, por ejemplo, no son exclusivas de la especie humana; se observan comportamientos altruistas por parte de individuos de una especie hacia los de otras especies (las relaciones milenarias entre el ser humano y el perro son un ejemplo). Algunos biólogos tratan de explicar dichos comportamientos en términos de cooperación para la supervivencia o de conductas excepcionales poco significativas. A partir de los años 1990 psiquiatras, antropólogos y biólogos (como Donatella Marazziti o Helen Fisher) han encontrado correlaciones importantes entre los niveles de hormonas como la serotonina, la dopamina y la oxitocina y los estados amorosos (atracción sexual, enamoramiento y amor estable).
La
neurobiología está avanzando una definición tripartita del amor, en que se diferenciarían tres procesos cerebrales distintos, pero interconectados, y cada uno de ellos regulado hormonalmente:
El
impulso sexual indiscriminado o grado de excitación sexual para la búsqueda de pareja, regulado por la testosterona y detectable neurológicamente en el córtex cingulado anterior; de breve duración.
La
atracción sexual selectiva, pasión amorosa o enamoramiento; regulada por la dopamina en los circuitos cerebrales del placer; inusualmente prolongado frente a otras especies (hasta 18 meses).
El
cariño o apego, lazo afectivo de larga duración que permite la continuidad del vínculo entre la pareja, regulado por la oxitocina y la vasopresina, que también afectan al circuito cerebral del placer; su duración es indeterminada (puede prolongarse toda la vida).
El equilibrio de los tres procesos controla la biología reproductiva de muchas otras especies, por lo que se cree que su origen evolutivo es común. La
etología interpreta que el amor humano evolucionó a partir del ritual de apareamiento, o cortejo de los mamíferos (despliegue de energía, persecución obsesiva y protección posesiva de la pareja y agresividad hacia los potenciales rivales).

PERSPECTIVA PSICOLOGICA:

Tras las investigaciones efectuadas acerca del amor, Robert J. Sternberg propuso 3 componentes:
La intimidad, entendida como aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión.
La pasión, como estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades.
La decisión o compromiso, la decisión de amar a otra persona y el compromiso por mantener ese amor.
Estos tres componentes se pueden relacionar entre sí formando diferentes formas de amor: intimidad + pasión, pasión + compromiso, intimidad + compromiso, etc.
Por su parte, analizando la preeminencia de una u otra de estas distintas prioridades que motivan los vínculos amorosos, algunos autores como
John Lee proponen una serie de arquetipos amatorios.
Para
Erich Fromm el amor es un arte y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive. El amor es, así, decisión, elección y actitud. Según Fromm, la mayoría de la gente identifica el amor con una sensación placiente. Él considera, en cambio, que es un arte, y que, en consecuencia, requiere esfuerzo y conocimiento. Desde su punto de vista, la mayoría de la gente cae en el error de que no hay nada que aprender sobre el amor, motivados, entre otras cosas, por considerar que el principal objetivo es ser amado y no amar, de modo que llegan a valorar aspectos superficiales como el éxito, el poder o el atractivo que causan confusión durante la etapa inicial del pretendido enamoramiento pero que dejan de ser influyentes cuando las personas dejan de ser desconocidas y se pierde la magia del misterio inicial. Así pues, recomienda proceder ante el amor de la misma forma que lo haríamos para aprender cualquier otro arte, como la música, la pintura, la carpintería o la medicina. Y distingue, como en todo proceso de aprendizaje, dos partes, una teórica y otra práctica.
El amor es un estado mental orgánico que crece o decrece dependiendo de cómo se retroalimente ese sentimiento en la relación de los que componen el núcleo amoroso. La retroalimentación depende de factores tales como el comportamiento de la persona amada, sus atributos involuntarios o por las necesidades particulares de la persona que ama (deseo sexual, necesidad de compañía, voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etc.).
Existen polarizaciones extremas de la mente manifestando un amor desmedido sin pensar en los límites de uno mismo, pudiendo incluso llegar a poner en peligro su propia existencia o incluso la de la otra persona por estar experimentando un estado polarizado de obsesión. En este caso, el que ama, desea y anhela el bien y la felicidad del ser amado, y lo hace por encima de todas las cosas. El dar sin recibir a cambio, el sacrificar y anteponer las necesidades del ser amado por encima de las de uno mismo, sin que uno lo considere como sacrificio sino como oportunidad para prodigar el sentimiento, suele considerarse una antesala al desequilibrio emocional, pues la persona objeto de nuestra obsesión no tiene por qué responder tal como lo habíamos premeditado; puede no agradecer nuestro esfuerzo y exigirnos aún más. No obstante, algunos confunden esa polarización extrema con amor "verdadero" o "sano", y exigen de la otra persona el mismo comportamiento, pudiendo manifestar frustración extrema y, como salida a dicha frustración, violencia. Por los resultados evidentes en las noticias diariamente, observamos una creciente tendencia a la violencia de género, en la que los psicólogos actuales apuntan a esta patología de obsesión, polarizada como principal desencadenante de estos conflictos.

PERSPECTIVA ESPIRITUAL:


En la cultura religiosa monoteísta, el amor suele mencionarse y ser apoyado por Dios, como es el caso del Islam, el judaísmo y el cristianismo. En la Biblia (especialmente en el Nuevo Testamento) se presenta una definición del amor según su cultura de la época y según la concepción del amor espiritual, diferente del propio amor terrenal:
"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta".
1 Corintios 13:4-7
En el
Evangelio Según San Juan, Capítulo 4, 4:8, se dice: «El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor».


Desde el punto de vista del budismo, el amor es un estado de pureza espiritual al que los seres humanos pueden llegar mediante la liberación de las llamadas emociones perturbadoras (deseo y apego, odio e ira, ignorancia, orgullo, envidia), inherentes al mundo material o samsara. Mediante la compasión y el desapego del mundo material, puede aumentarse paulatinamente la capacidad de funcionamiento de todos los chakras, incluyendo el chakra del corazón, de tal modo que es posible amar conscientemente y eliminar el sufrimiento asociado al amor hasta alcanzar el llamado estado de iluminación, en el que existe un amor incondicional hacia todos los seres sintientes y no sintientes, equiparable al que, por ejemplo, puede sentir una madre por su hijo en el momento de su nacimiento. Según esta corriente de pensamiento, el amor mantiene unidas todas las cosas, y nuestra conciencia crea el propio universo. Para el budismo, todas las religiones son válidas si se basan en el amor y la compasión.
Así pues, la filosofía oriental presenta otra aproximación al amor espiritual, diferente de la occidental: El sufrimiento en sí mismo no es lo que nos hace virtuosos, sino que es un medio para alcanzar la virtud, de tal modo que acercarse a la iluminación implica el cese paulatino del sufrimiento y el aumento del gozo (incluyendo el amor espiritual). Al igual que en el cristianismo, el sufrimiento es un catártico (o vía de expiación) que nos conduce al estado iluminado (o a Dios). Sin embargo, para la concepción oriental, preocuparse por conseguir un objetivo constituiría un modo de sufrimiento adicional (el apego y la ignorancia), de modo que deberíamos limitar nuestro sufrimiento no preocupándonos por el propio sufrimiento —incluyendo el deseo de conseguir metas, sinónimo también del amor terrenal—. En palabras de
Osho:


"El amor es algo fácil, el odio es algo fácil, pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a amar, no voy a odiar». Así todo se vuelve difícil. ¡Así ni siquiera puedes amar! Inspirar es fácil, espirar es fácil. Pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a inspirar, no voy a espirar». De esta forma todo se vuelve difícil. La mente puede decir: «¿Para qué espirar? La respiración es vida. Simple aritmética: inspira, no expulses el aire; estarás cada vez más vivo. Acumularás más vida. Tendrás grandes reservas de vida. Inspira solamente, no espires porque espirar es morir». [...] El amor es inspirar, el odio espirar. ¿Qué hacer entonces? La vida es fácil si no decides, porque entonces sabes que inspirar y espirar no son dos cosas opuestas; son dos partes de un mismo proceso. Y estas dos partes son orgánicas, no puedes dividirlas. ¿Y si no espiras...? La lógica se equivoca. No vivirás; sencillamente, te morirás inmediatamente."
Osho,
El libro de la Nada


El cristianismo, al igual que el budismo, también explicita la posibilidad de alcanzar un amor supremo, pero la excluye de la vida terrenal con contadas excepciones. Según el cristianismo, mientras Cristo no vuelva al mundo la mayoría de las personas sólo conocerán totalmente a Dios tras la muerte física.
Aquellas personas cuyo amor está o se supone que está cercano al Amor Universal, o a Dios, reciben el nombre de
santos. Tanto en el budismo como en el cristianismo o el Islam suelen representarse con una aureola alrededor de su cabeza. Los budas presentan aureolas adicionales alrededor de todo su cuerpo.

PERSPECTIVA POPULAR:


Habitualmente se asocia el término con el amor romántico, una relación pasional entre dos personas con una influencia muy importante en sus relaciones interpersonales y sexuales mutuas. Sin embargo, se aplica también a otras relaciones diferentes, tales como el amor platónico o el amor familiar, y también, en un sentido más amplio, se habla de amor hacia Dios, la Humanidad, la Naturaleza, el Arte o la Belleza, lo que suele asociarse con la empatía, y otras capacidades. Según Gottfried Leibniz, «amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad». En la mayoría de los casos significa un gran afecto por algo que ocasiona felicidad o placer al que ama. Sobre todo en el mundo occidental, suele ser contrastado, evitado o contrarrestado por el odio, desprecio o egoísmo. Según opiniones, el amor no es privativo del género humano, sino que incluye también a todos aquellos seres que puedan desarrollar nexos emocionales con otros, como, por ejemplo, animales como los monos, los delfines, los perros, los elefantes, etc. Existe incluso quienes piensan, bajo criterios no científicos, que las plantas crecen mejor si reciben amor.
En el ser humano, a diferencia del amor de los animales, y bajo una concepción actual fundamentalmente occidental y seglar, el amor se considera un sentimiento real. En los casos más comunes es el resultado de una emoción basada en la atracción y la admiración de un sujeto hacia otro, que puede ser o no ser correspondido. Ello intensifica las relaciones interpersonales entre un sujeto y otro que, partiendo de su propia insuficiencia, desea el encuentro y unión con aquel que ha juzgado su complemento para su existencia.
En algunos casos, el amor puede ser interpretado como fruto de un duro trabajo, esfuerzo y pericia por construir y desarrollar un objetivo, sintiéndose plenitud y felicidad al verse conseguido lo que se ha anhelado y trabajado durante mucho tiempo. Este tipo de amor es el que puede sentir un padre hacia un hijo cuando lo ve ya crecido y capaz de afrontar la vida con plena madurez, imitando al padre en aquellas cosas que le ha transmitido por sabiduría práctica. En este caso, el amor se dirige hacia los principios que han fundamentado el trabajo y han guiado el esfuerzo y es la corroboración de que las creencias por las cuales se ha luchado han tenido su recompensa. Se diferencia radicalmente este sentimiento del amor incondicional, normalmente profesado por la madre, que va dirigido únicamente hacia su hijo, independientemente de cualquier principio.

PERSPECTIVA FILOSOFICA:


Si la actitud del amor ha de formar parte, en algún momento, de las descripciones que siguen los lineamientos de la ciencia experimental, deberá definirse de manera tal que pueda ser observada y cuantificada con cierta precisión. Baruch de Spinoza estableció una definición que puede encuadrar en los requerimientos de las ciencias humanas y sociales. Escribió al respecto: «El que imagina aquello que ama afectado de alegría o tristeza, también será afectado de alegría o tristeza; y uno y otro de estos afectos será mayor o menor en el amante, según uno y otro sea mayor o menor en la cosa amada».
La definición de Spinoza, en la que la
actitud del amor implica compartir alegrías y tristezas de otras personas, no difiere esencialmente de la definición bíblica del amor, ya que el mandamiento sugiere “compartir las alegrías y tristezas de los demás como si fuesen propias”, tal el “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
No sólo esta definición se refiere a aspectos observables y contrastables con la realidad, sino que también presenta aspectos cuantificables, ya que indica que en mayor o menor medida serán compartidos los afectos, mientras mayor o menor sean la alegría o la tristeza asociada a la persona amada.
De la definición mencionada se extraen algunas conclusiones inmediatas, tales como los sentimientos que surgen hacia un tercero. Spinoza escribe: «Si imaginamos que alguien afecta de alegría a la cosa que amamos, seremos afectados de amor hacia él. Si imaginamos, por el contrario, que la afecta de tristeza, seremos, por el contrario, afectados también de odio contra él»
.
Observamos, en esta expresión, que el
odio aparece como una actitud opuesta al amor, como una tendencia a intercambiar (respecto del tercero mencionado) los papeles de tristeza y alegría como afectos compartidos.

fuente (definiciones tomadas de la web)

Etapas del Amor



enamoramiento.bmp

En toda relación que se precie de serlo llega el inevitable momento de la pregunta fatal: ¿Por qué ya no es como antes? Y en esta vida todo (o casi) tiene una respuesta. Os presentamos las fases más habituales por las que atraviesa el amor:

-Los primeros meses estáis “desatados”, es la fase del enamoramiento. Si te preguntan cuáles son los defectos de tu pareja probablemente digas que no ves ninguno, y no mentirás, es que aún no los has descubierto. Los besos son apasionados y muy, muy frecuentes, las sensaciones, vibrantes y el sexo es maravilloso (o cuando menos nuevo y excitante). Sin embargo esta etapa quema muchísimo. La adrenalina que liberas en tus encuentros amorosos es una hormona que, entre otras muchas acciones, tiene la facultad de ponerte a cien en un segundo, pero tu cuerpo no puede mantener este periodo eternamente. Quizá no te des cuenta, pero tarde o temprano te van a notar en casa que has adelgazado, tienes ojeras o aumenta tu cansancio. Por eso la naturaleza, que es muy sabia, termina rápidamente con esta situación (unos 3 meses).

-Aproximadamente a los seis meses el cuerpo comienza a segregar cantidades mayores de oxitocina, otra hormona que, además de provocar el parto, hace que la ternura y las ganas de mimos y caricias superen a las de sexo. Los sentimientos de afecto y unión son mucho más intensos en esta fase y es por eso que será más satisfactoria la unión sexual, porque jugará un papel muy importante el preámbulo.

fases-amor.jpg-La siguiente fase es aún menos pasional, pero en cambio te ofrece seguridad y tranquilidad, que son dos grandes aliadas de la felicidad. Aparece aproximadamente al año de haber comenzado la relación. Los neurotransmisores protagonistas son la dopamina y la serotonina, cuyos niveles van decreciendo a medida que pasa el tiempo. A partir de este momento te vas a dar cuenta de que te apetece ver más a tus amigos y empezaréis a intercalar salidas románticas con encuentros “multitudinarios”. Muchas parejas no logran superar esta etapa y creen que volver a salir con más gente significa un paso atrás en la relación. No es eso, es, sencillamente volver a la vida normal.

-Pero si el amor es eterno y dura tres años, como dice mi admirado Sabina, a partir del segundo el peligro en la relación es darlo todo por sentado y no innovar ni experimentar con la pareja. Acomodarse a lo fácil y lo conocido es un error común que puede pasar factura y dar al traste con las ilusiones de ambos. No dejes pasar la oportunidad de decirle lo mucho que le quieres mientras le invitas a tomar un cóctel en algún sitio nuevo. Introduce cambios (no excesivamente drásticos) y verás como disfrutáis los dos. La vida es una sucesión de acontecimientos y lo importante es con quién los vives.


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Según el planteamiento del psicólogo social Carlos Yela, el amor está compuesto básicamente por tres aspectos importantes: un estrecho vínculo de unión afectiva especial, también denominada 'intimidad'; la vivencia y expresión de deseos y necesidades con respecto a la otra persona −las pasiones erótica y romántica−; así como el compromiso, que es la intención de 'apostar' por la relación y conseguir mantenerla en el tiempo −por encima de distintos tipos de obstáculos y dificultades−.

De acuerdo con este esquema, quien experimenta amor por alguien sentiría un determinado nivel −variable en el tiempo− de intimidad, pasión y compromiso por la persona a la que ama −quien, a su vez, puede ser que le corresponda o no−.

Carlos Yela subraya que el amor no es lo mismo que la relación de pareja. En la mayoría de los casos, la relación de pareja comienza entre dos personas que se aman y la relación no termina a pesar de que el amor se acabe. Según los psicólogos sociales, las relaciones de pareja sin amor pueden mantenerse merced a lo que denominan 'barreras': miedo a la soledad, preocupación por los hijos, ansiedad de empezar de cero, dependencia tanto económica como afectiva, ... Nosotros decimos que pueden permanecer juntos sencillamente por qué se quieren, se aprecian y, aunque la llama de la pasión no queme como el primer día, las brasas de la hoguera ofrecen una calidez embriagadora.

La 'fase de enamoramiento' es la primera en una relación de pareja y puede prolongarse durante un año, más o menos, -según dicen-. En ésta se encuentran presentes −de menor a mayor grado− el compromiso, la pasión romántica, la pasión erótica y la intimidad −que es la que más aumenta−. Y también -decimos nosotros-, en esa fase aparecen inseguridades, desconfianzas, discrepancias y desencuentros.

Al término de ese primer año surge la 'fase de amor y pasión' −que puede durar hasta cuatro años más−. En esta fase, la pasión erótica decrece, aunque la pasión romántica continúa en aumento, al igual que la intimidad y el compromiso −especialmente−.

A partir del quinto año de relación surge la 'fase de amor compañero', a nosotros nos gusta llamarlo cómplice. Lo más significativo de esta fase es la gradual disminución de la pasión romántica y la más pronunciada disminución aún de la pasión erótica. Sin embargo, el compromiso aumenta y se consolida, mientras que la intimidad es una constante −convirtiéndose así éstos en los dos rasgos más significativos de la relación−. La complicidad; el saberse comprendido y aceptado es un gran activo en esta fase. Y en cuento al sexo puede haber menos cantidad, pero la calidad se puede mantener, incluso algunas parejas la mejoran.

¿Cómo ves tú las fases de la pareja? ¿Te ayuda este esquema a entender mejor el devenir de tu relación? ¿En qué fase te encuentras? ¿Qué valoras de cada fase?


fuente: elmundo.es

Enamoramiento






Cuando nos sentimos atraídos por alguna persona significa que nos interesa, que nos agrada, en ocasiones sentimos esas mariposas en el estomago, nos pasamos el día preguntándonos que estará haciendo y si está pensando en nosotros. ¡Qué bonito es el amor!

A pesar de eso, en ocasiones podemos confundir los sentimientos, tener la sensación de enamoramiento, pero quizás es simplemente un capricho o ilusión pasajera. En definitiva, puede que no sea el verdadero amor. Por eso es fundamental tener claro lo que sentimos y entender nuestras emociones.

Estar enamorado no es otra cosa que sentir amor. Sin embargo, la realidad es que no todas las personas que sienten amor están realmente enamorados, ya que existen diferentes tipos e intensidades de lo que conocemos como amor. El amor es tan abstracto que no se puede medir, nos damos cuenta por nuestro estado físico y mental que fluctúa según una serie de hormonas, las cuales nos indican la química que existe con la otra persona.

Podemos encontrar tantos tipos de amor como nubes en el cielo: amor de pareja, amor fraternal, amor idílico. Por suerte o por desgracia, el amor no es una ciencia exacta, pero podemos detectar ciertos elementos que nos indicarían si realmente estamos enamorados.

El corazón es el que al final dicta sentencia, debes lograr diferenciar entre obsesión, pasión o amor real. El amor verdadero es ese que al final todos buscamos, encontrar a esa persona con la que quieres compartir una vida. Si te imaginas ser feliz al lado de esa persona y realmente la quieres por encima de todas las cosas, lo más probable es que estés enamorado o enamorado. Simplemente deseas pasar todo el tiempo posible con esa persona. No hay más secreto que ese, lo importante es ser feliz.

Articulo tomado de:


> POR QUE NOS ENAMORAMOS?


Las miradas se cruzan, se mantienen durante varios segundos y surge el flechazo, instante mágico lleno de romanticismo en el que el cuerpo se convierte en objeto al servicio de una ciencia, la Química, ya que ésta es la que nos hace sentir enamorados.

Primero que nada es conveniente aclarar que el enamoramiento, más allá de lo que algunos consideran tan sólo un eslogan cursi al que la mercadotecnia recurre el 14 de febrero, es una muestra de ilusión, sinceridad, cariño, preocupación y esmero hacia otra persona, y un estado emocional en el que se llega a creer que una relación de pareja será eterna.

Ahora bien, desde el momento en que Cupido se interpone en la existencia de una pareja, ambos miembros suelen sentirse con energía, entusiasmo, la rutina desaparece y hasta se llega a perder el sueño. ¿Qué nos impulsa a enamorarnos?, para los más románticos es difícil aceptar una explicación bioquímica del amor, pero lo cierto es que en nuestro organismo se presenta complejo sistema de reacciones que conduce a sentimientos y comportamientos que identificamos con dicho estado.

Por ello, es importante saber que miles de neuronas comienzan a mandar descargas eléctricas al cerebro y en el interior del organismo se liberan una serie de sustancias, las cuales están estrechamente relacionadas con el despertar de una pasión; se trata de las siguientes:

  • Dopamina: Actúa en la fase inicial de atracción inicial por alguien indicándole al cerebro que está cerca la persona deseada; asimismo, incrementa el impulso sexual, estimula la búsqueda del placer, facilita el orgasmo y ocasiona que las personas se sientan bien.
  • Norepinefrina: Induce la producción de adrenalina, causante de que las pupilas se dilaten ante la vista del ser amado, y contribuye a que los latidos del corazón se aceleren.
  • Feniltelitamina: Genera felicidad y euforia que, además, puede incitar cierta "ceguera", ya que el enamorado se niega a ver los defectos de su contraparte.
  • Serotonina:Afecta al estado de ánimo, el cual tiene variaciones durante la fase del galanteo.
  • Oxitocina: Aunque es una hormona involucrada en la concepción, tanto hombres como mujeres la liberan durante el orgasmo, lo que contribuye a estrechar los lazos en la pareja.
  • Transformación: El enamoramiento cambia nuestra vida por lo menos mientras está presente, ¿pero por qué algunas personas parecen ser más populares en este sentido y tener más pretendientes que otras? La respuesta es simple, la gente desea estar cerca de alguien que realmente la quiere, por lo que cuando este tipo de sentimiento es sincero el lazo afectivo se mantiene e intensifica con el paso del tiempo.

No es que las personas que tienen "pegue" sean verdaderamente perfectas, más bien se preocupan por su propia persona tanto como lo hacen por los demás. Entonces, al encontrarnos cara a cara con el amor pueden abrirse los brazos o se huye, la decisión está en cada ser humano.

Hay que tomar en cuenta que en el amor no siempre se es correspondido, por lo que el nivel de las sustancias antes citadas se reduce y, en consecuencia, se experimenta frustración y tristeza profunda. Toda esa energía que genera el enamoramiento se vuelve contra uno mismo ocasionando autodestrucción, en casos extremos hasta se pierde el deseo de vivir, y constantemente las siguientes frases bombardean la mente: "Algo malo tendré para que no me quiera", "no soy lo suficientemente importante", "nunca encontraré pareja" o "no volveré a enamorarme". Ante una situación como ésta, lo más recomendable es hacer una despedida interior, vivir el duelo y prepararse para una nueva apertura.

Como se puede apreciar, enamorarse representa grata experiencia para los humanos y no se debe renunciar a su encanto a pesar de haber sufrido experiencias amargas. Sentir mariposas en el estómago, más allá de las sustancias químicas que actúan en el cerebro, es una manifestación que debe ser siempre bienvenida.


Romance


El Romance, es muy importante...

Aunque la idea popular es que las personas que tienen una relación a largo plazo pasan de un romance apasionado a una relación cómoda y afectuosa, una investigación reciente sugiere que eso simplemente no es verdad.


En un informe que aparece en la revista Review of General Psychology, investigadores explican que aunque los sentimientos maniacos y obsesivos que llegan con un nuevo amor tienden a desaparecer con el tiempo, el amor romántico tal vez no lo haga. Y para aquellos en quienes los deseos románticos perduran, las relaciones tienden a ser más satisfactorias.

"La tendencia a la compulsión de las primeras etapas del amor tal vez no estén presentes en las relaciones a largo plazo, pero aún se puede sentir amor romántico, deseo, interés sexual por alguien con quien se ha estado durante muchos, muchos años", afirmó la autora del estudio Bianca Acevedo, quien en el momento del estudio trabajaba en la Universidad de Stony Brook, en Nueva York.

"El amor romántico puede lograrse, y hay algunas implicaciones positivas de salud de estar en una relación positiva", añadió Acevedo, quien es ahora investigadora posdoctoral de la Universidad de California, en Santa Bárbara.

"En las primeras etapas de una relación, todo es incierto, y hay mucha ansiedad que simplemente no está presente en las relaciones a largo plazo. Cuando evaluamos el amor romántico aparte del aspecto obsesivo inicial, emerge un patrón de satisfacción aún más claramente", afirmó.

Para el estudio, los investigadores revisaron 25 estudios llevados a cabo anteriormente sobre relaciones tanto a corto plazo (de menos de cuatro años) como a largo plazo (de más de diez años). También llevaron a cabo una investigación original que incluyó a 150 personas de Long Island, Nueva York, cuyas relaciones había durado en promedio más de ocho años.

Encontraron que el amor romántico (que se definió como tener intensidad, compromiso e interés sexual) sí existe en las relaciones a largo plazo. Y encontraron que mientras mayor era el amor romántico, más satisfecha reportaba estar la gente, ya fuera en una relación a corto o a largo plazo.

La Dra. Virginia Sadock, directora del programa de sexualidad humana y terapia sexual del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, dijo que el amor romántico puede definitivamente existir en las relaciones a largo plazo, pero que conlleva trabajo.

"Inicialmente, cuando uno se enamora (cualquiera que sea su edad) hay una especie de euforia. Entonces, se comienza a conocer al otro y uno se da cuenta de que tiene defectos", apuntó. "Pero si se está en una relación, aunque se vaya la euforia, sigue el gozo de estar enamorado".

Si usted y su pareja han dejado que la chispa de su relación disminuya, Acevedo sugiere intentar algo "novedoso y desafiante" juntos. Sadock dijo que hay que asegurarse de programar tiempo para estar solos juntos, y dijo que se debe intentar encontrarse en lugares diferentes. "Lo que conviene es que tu pareja anticipe tu llegada, y que luego te vea llegar. En una relación, se pasa mucho tiempo juntos, pero no mucho en realidad viéndose", explicó.

Y también sugirió mantener la vida sexual variada. "No hagan lo mismo cada vez", enfatizó. Finalmente, aconsejó, "si te das cuenta de que no has tenido relaciones en mucho tiempo, tómalo en cuenta y haz algo al respecto".

fuente: terra.com